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Esta semana toda la escena política provincial ha reparado en la agitada agenda judicial de la que debe ocuparse Sergio Urribarri, implicado en varios casos de corrupción. Sin embargo, la nota que hasta ahora no ha merecido especial atención es el rol que está teniendo la prensa entrerriana, en especial aquellos poderosos medios que fueron cómplices que se derrumban a la par de la aventura del "Sueño entrerriano".

Débil y acorralado

La presentación nocturna, la visita anticipada a la Justicia, los dedos pintados de negro en el "pianito" de Tribunales y la decisión de esquivar a la prensa hablan a las claras de la incomodidad que atraviesa Sergio Urribarri. El otrora hombre fuerte de la provincia ya no tiene la protección política ni mediática con la que se había acostumbrado a comandar los destinos de Entre Ríos.

Si Urribarri sigue siendo un hombre con poder o no, es una discusión más larga que no daremos en esta nota, pero que amerita un análisis más agudo. Subestimar a quienes lideraron un complejo aparato de corrupción es un error en el que no hay que caer tan fácilmente.

Las señales


La decisión de Urribarri y sus abogados de adelantar la presentación a indagatoria ante la Justicia habla a las claras de la debilidad que padece el ex gobernador.

En una escapada nocturna, lejos de la prensa y a escondidas, Urribarri se presentó ante la justicia para dejar sus huellas marcadas de negro en el expediente que lo investiga por tres de los varios casos que lo tienen en la mira:
las contrataciones de cartelería publicitaria a manos de la firma de su cuñado, Juan Pablo Aguilera, que también está imputado junto a Pedro Báez;
las irregularidades en la contratación a la empresa Nelly Entertainment, de Jorge Corcho Rodríguez y el hijo de Julio De Vido por $28 millones para difundir spots publicitarios de la Cumbre del Mercosur; y la causa por Peculado que indaga sobre el pago irregular de una solicitada en 18 diarios nacionales para promocionar el "Sueño Entrerriano" de ser Presidente.

Las causas tienen sobrados elementos probatorios que dejan al actual Presidente de la Cámara de Diputados al frente de una larga lista de imputados que incluyen a su cuñado, a su ladero Pedro Báez, al empresario Miguel Marizza y a otros nombres del poder entrerriano como el caso del empresario del juego, Jorge Aníbal Pérez, que ya está imputado también.

El fin de la coraza mediática


Estas causas que ahora avanzan a paso más rápido en Tribunales fueron denunciadas durante años en estas mismas páginas, así como en otros pocos medios entrerrianos entre los que se destaca Análisis Digital y Entre Ríos Ahora. En el resto de los medios más importantes de la provincia reinaba el aplauso para las maniobras de Urribarri y su red de complicidades, que había logrado configurar una poderosa coraza mediática que lo mantenía lejos de las denuncias.

Pero la caída del financiamiento oficial a esos medios que Urribarri supo comprar de maneras que tendrá que probar la Justicia hizo que el hilo se cortara rápidamente. Y hoy, aquellos que tenían reservada la tapa y la página 3 para las aventuras del "Sueño Entrerriano" hacen malabares para mostrarse distantes del caso, a veces con silencios en señal de lealtad a tanto flujo de pauta oficial, a veces obligados a mencionar brevemente el tema para no ser tan evidentes.

Los medios que mueren con Urribarri


Lo acontecido esta semana, además de mostrar la pérdida progresiva de poder de Urribarri, deja al desnudo a esos medios como el diario La Calle, El Heraldo, o El Diario de Paraná que supieron hacer grandes negocios al calor de la Pauta oficial y hoy se desarman en pedazos tratando de sobrellevar la situación.

Habla de aquello que advertimos en plena lucha mediática entre los medios y periodistas que denunciábamos las irregularidades y los que las tapaban con decenas de páginas impresas negando todo lo que ocurría.

Allá por 2014 lanzamos una sentencia que el tiempo confirma: "La entrega del control editorial a la política tiene patas cortas: hipoteca la credibilidad del medio para matar al periodismo". Ese día llegó y para esos medios que fueron cómplices, el periodismo ha muerto. Para los que sostuvieron la guardia en alto sin renunciar ni doblegarse ante los embates de Pedro Báez y el urribarrismo, en cambio, la situación confirma por qué vale la pena ejercer el periodismo de forma responsable.

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