Si bien en sus inicios estuvo destinado a los menores, con el tiempo se sumaron las familias, tanto de Santa Teresita como de otros barrios del norte de Concepción del Uruguay, y, luego, las personas en situación de calle, a quienes se les brinda un plato de comida, siendo éste un valioso servicio sobre todo en estos tiempos, complejos por la suba de los precios.
En la actualidad, el comedor, que depende de la Obra de Don Bosco, cuenta con dos cocineros, quienes elaboran 120 porciones con suculentos menús basados en arroz y, una vez al mes, tallarines y pollos al horno, gracias a donaciones especiales, seguidos por un plato dulce (flanes o alfajores), acercados por una familia. Los platos se elaboran con donaciones de particulares, ya que no se reciben aportes oficiales.
Los beneficiarios son los 40 comensales que asisten los fines de semana, 20 vecinos de la calle y 15 que llevan su plato a su hogar a modo de vianda, siendo ésta una nueva modalidad. A su vez, el sobrante del día se distribuye entre los comensales para que lo compartan en sus respectivas mesas.
También se les entrega alimentos recibidos como donativos.
Héctor 'Cacho' Rodríguez, coordinador del comedor, indicó que la afluencia se mantuvo en líneas generales estable. Pese a la variedad de edades de los asistentes se destacó el nivel de convivencia. A todo esto, la institución no solo se preocupa en dar de comer sino también por brindar una contención para la formación integral de las personas. De ahí que, al iniciar las clases, se reparten útiles entre los chicos en edad escolar, gesto que se replica durante el ciclo lectivo si se recibe la notificación y el pedido de los maestros.
Quienes desean colaborar con el comedor, que cierra muy pocas jornadas al año (tan solo el Día de la Madre y algunos días de enero), podrán hacerlo dirigiéndose a la secretaría parroquial.
